El Pensamiento
Por: Elizabeth Espaillat
Te quedas enganchada después de una discusión sobre lo que dijiste mal o lo que podías haber dicho? ¿Te cuesta dormirte por las noches temiéndote lo peor tras un pequeño fallo en el trabajo o después de pasar por un control médico rutinario? ¿Crees que le das demasiadas vueltas a las cosas?No eres la única y, de hecho, cada vez es más creciente el número de mujeres que piensan demasiado, impidiéndose a sí mismas el desarrollo de una vida satisfactoria.
Convicción
En este informe te mostraremos cómo liberarte de ese exceso de pensamiento nocivo y te plantearemos estrategias para recuperar el control de tu vida. El pensamiento excesivo nos agota. Pensar está muy bien. Vivir una vida racional y positiva es lo mejor que nos puede ocurrir, pero cuando nuestra mente se queda dándole vueltas a nuestros pensamientos inútilmente produciendo sentimientos negativos, se da lugar al "efecto levadura", tal como lo denomina Susan Nolen-Hoeksema en su libro "Mujeres que piensan demasiado" (Ed. Paidós).
Se trata de un pensamiento excesivo que tiene lugar a partir de una pequeña idea o problema, que pasa a generar más y más preguntas, nuevas relaciones de ideas (todas con el mismo denominador común, problemático y lleno de temores), generando otros pensamientos negativos que se expanden, crecen y acaban por apoderarse de todo el espacio de nuestras mentes.El resultado es agotador. Lejos de encontrar repuestas o soluciones válidas acabamos en un callejón sin salida presas de sentimientos de victimismo ("no podré salir de ésta", "soy tan incapaz como siempre lo he sido"), ansiedad ("esto se acaba") y depresión ("mi vida no vale nada").Pensamos demasiado cuando nos dejamos atrapar por torrentes de pensamientos y sentimientos negativos que nos abruman y que interrumpen nuestro funcionamiento diario y nuestro bienestar.
¿Por qué es malo pensar demasiado?
Cuando el pensamiento es constructivo y creativo, y aporta soluciones, nunca es demasiado, ya que se detiene al final del proceso y se relaja inmerso en una sensación satisfactoria de "misión cumplida".El pensamiento excesivo, por el contrario, resulta nocivo porque afecta a nuestra capacidad para obtener respuestas y soluciones a nuestros problemas, produce desmotivación y genera nuevos problemas, nos bloquea en una posición repetitiva que acaba alejando a nuestras amistades y familiares (que aun apoyándonos en un principio acaban siendo presas del mismo agotamiento impotente) y, finalmente, puede arruinar nuestra salud física y emocional. El pensamiento excesivo puede llegar a arruinar relaciones.
Según Nolen-Hoeksema, "la mujer tiene el doble de probabilidades que el hombre de caer en una depresión profunda o de sufrir ansiedad, y parece que una de las razones de que esto sea así es precisamente nuestra tendencia a pensar demasiado".
Efectos negativos del pensamiento excesivo.
- Te hace la vida más difícil. Las tensiones a las que te enfrentas te parecen mayores; resulta más difícil encontrar soluciones adecuadas y es más probable que tus reacciones sean más vehementes y de efectos contraproducentes.
- Perjudica tus relaciones. Puedes molestar a otras personas con tus reacciones desproporcionadas, pero además, incluso tus mejores amigas pueden acabar aburridas por la repetición incansable del mismo problema e impotentes ante tu falta de receptividad y actitud para solucionar decididamente el problema.
- Puede llegar a provocar trastornos físicos y mentales serios, como gastritis, dolores de cabeza, hipertensión, o bien depresión y ansiedad, así como el abuso de drogas como el alcohol, café o tabaco.
¿Eres de las que piensan demasiado?
Test para evaluar si piensas demasiado.
Cuándo estás disgustada, triste, deprimida o nerviosa, ¿cómo sueles reaccionar?Respondes a las siguientes preguntas con las respuestas: "nunca", "casi nunca", "de vez en cuando", "a menudo", "casi siempre" o "siempre".Presta atención a tus respuestas para que éstas definan honestamente lo que sueles hacer en esas situaciones de tristeza o disgusto, no lo que crees que deberías hacer.1. Pienso en lo sola que me siento.2. Pienso en que me siento cansada y dolorida.3. Pienso en lo mucho que me cuesta concentrarme.4. Pienso en que me encuentro sin energía y desmotivada.5. Me culpabilizo o me doy pena porque no puedo ponerme en marcha y hacer algo positivo.6. Le doy vueltas y más vueltas a una situación reciente con el deseo de que hubiera ido mejor.7. Pienso en lo triste y angustiada que me siento.8. Pienso en todos mis defectos, fracasos, culpas y errores.9. Me siento impotente y culpable por no hacer nada.10. Pienso: soy un fracaso, ¿por qué no sé llevar mejor mi vida?
Si has respondido "nunca" o "casi nunca" a todas ellas, o bien "de vez en cuando" solo a unas pocas: ¡Felicidades! Has desarrollado estrategias excelentes en tu propia lucha contra el pensamiento excesivo.
Si has respondido "a menudo", "casi siempre" o "siempre" a varias de las preguntas, puede que seas propensa a preocuparte por tus sentimientos y por tu vida en lugar de lidiar de un modo eficaz con tu vida mental y emocional.
¿Por qué le damos más vueltas a las cosas las mujeres?
Si bien es cierto que las mujeres sufrimos más las consecuencias del pensamiento excesivo (depresiones, ansiedad, preocupación excesiva), de momento, no hay pruebas de que la causa resida en algún rasgo biológico como las hormonas femeninas o la organización de nuestro cerebro.Hoy por hoy, las investigaciones apuntan a causas de tipo social, cultural y psicológico.1. Las mujeres piensan más porque tienen más cosas en que pensar. Las cargas demoledoras que acompañan al exceso de responsabilidades familiares, sociales, profesionales y personales, así como (paradójicamente) el menor poder social, político y económico hace que se establezcan tensiones crónicas que perpetúan un hábito de pensamiento y resolución de conflictos constante.2. Las mujeres tienen más relaciones sociales y se implican más personalmente. Esto hace que estén permanentemente preocupadas (por sus parejas, sus hijos, sus padres, sus amigas) y angustiadas por las consecuencias que puede tener en sus relaciones el más insignificante de los cambios. Lo peor es que tienden a basar su autoestima y su bienestar en cómo funcionan sus relaciones y en lo que las demás personas piensen de ellas, haciendo que, a veces, y con la intención de contentar a otros, opten por hacer lo que no desean y tomar decisiones equivocadas en sus vidas.
3. El apoyo moral que buscan las mujeres en otras mujeres puede crear círculos viciosos de pensamiento excesivo y victimismo. El sentido de lealtad y empatía puede hacer que muchas mujeres se dejen arrastrar por el pensamiento excesivo-corrosivo de la amiga que necesita ser escuchada, evitando cuestionar su pensamiento y poner freno a su distorsión exagerada de las cosas por temor a que no se sienta comprendida o, más aún, a que se sienta traicionada.El pensamiento excesivo crea estados de ánimo negativos que pueden teñir la calidad de tus pensamientos hasta tal punto que acabas teniendo una visión distorsionada de los hechos.Lo peor de todo es que puedes tomar decisiones equivocadas basándote en esos pensamientos negativos.Atención:Cuando te veas presa del pensamiento excesivo, no tomes decisiones.
Déjalas para más tarde, cuando te sientas más relajada y con un pensamiento más global y positivo.Pienso demasiado. ¿Cómo puedo liberarme de este hábito?
El primer paso hacia la liberación consiste en romper las ataduras: observar nuestros pensamientos y saber detectarlos cuando están empezando a rumiar demasiado y demasiadas cosas, de una manera inútil y cansina; nos desidentificamos con esos pensamientos, los definimos como algo malo para nosotras y decidimos pararlos para evitar que nos hundan.
El segundo paso consiste en arrastrarnos fuera del fango y situarnos en una distancia que nos permita ver las cosas una mayor claridad y perspectiva para poder tomar las decisiones adecuadas.El tercer paso requiere atención y acción para evitar caer en las trampas que nuestro hábito de pensamiento excesivo nos guarda para el futuro -ya sea a los pocos minutos, con el regreso al mismo problema, o bien en cuanto surja el próximo conflicto.
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