Miedo Escénico...
Recuerdo cuando era niña y adolescente que tenía la gran controversia de querer participar en todo cuanto acto escolar, artístico se presentara, sin embargo ya sabiendo mi rol o papel entonces empezaba mi angustia y temor a enfrentar ese momento de presentarme en público ante muchas personas.
Pasé momentos calamitosos de vergüenza en donde se me olvidaba lo que debía decir, donde tartamudeaba, temblaba, y soportar la pena de muchos mirándote y diciendo “pobrecita”, mientras que otros se ríen a carcajadas y cuando te bajas de allí y te los encuentras es aún el peor momento “oye pero estabas recontra nerviosa”, entre burlas y risas.
Se dice que el miedo escénico es uno de los más comunes, y ciertamente hay muchas personas que les cuesta pararse ante una audiencia y transmitir sus ideas de manera convincente. Un día me puse a leer sobre el tema y me di cuenta que definitivamente debía conocerme mejor a mí misma, prepararme mejor y tener más confianza, que esas serían las claves del éxito para poder lograrlo.
¿A qué le tienes miedo?
¿A hacer el ridículo, a que se rían de ti, a tartamudear, a perder prestigio profesional? ¿A cuántas personas conoces a las que hayan despedido de su empresa por no hablar bien en público? A cuántas que hayan muerto por no hacerlo correctamente?
“Todo radica en el estado mental de las personas, si piensas que puedes, podrás...” A esto llaman los instructores de oratoria- Actitud Mental Positiva o sucintamente A.M.P. Cuando tenemos que subir a un escenario ya sea como oradores o por algún tipo de actuación o presentación nuestro cerebro juega un papel importante en nuestra auto- motivación personal.
Nuestros pensamientos nuestras ideas penetran en nuestra mente y nos permiten tener pensamientos y acciones positivas o en su defecto negativas, apoderándose de nuestra mente y manifestándose como un orador miedoso y motivado diciendo “Lo voy a hacer mal...” “Me voy a equivocar...” “Se van a reír de mí...” “Para que me comprometí...” “Mejor me regreso a casa...” “Voy a fracasar…” “¡Soy un perdedor…!”
Entonces es en ese momento que nos declaramos perdedores antes de haber iniciado la lucha? Nos declaramos como un fracaso y ahí será difícil dominar el miedo, ni mucho menos tener una exposición satisfactoria. ¿Qué por qué nos ocurre esto? Simplemente porque desarmamos nuestra mente, y no la blindamos con ideas positivas que le dieran valor.
En cambio, lo que debemos exclamar es: “Saldré adelante y pondré todo mi esfuerzo para hacerlo bien... si me equivoco, que importa; la próxima oportunidad lo haré mucho mejor...” “¡Voy a triunfar!”, “¡Soy un ganador!” saldré adelante, expondré mi tema con pasión y convicción, derrotaré al miedo y brindaré una excelente exposición. ¿Por qué? Porque mi actitud mental positiva asumida me permitirá derrotar el miedo y la timidez, me permitirá encontrar la fuerza que me hacía falta para enfrentarme a ese “monstruo de mil cabezas” llamado público.
Pero y como logramos esa AMP, (Actitud Mental Positiva)?
No es más que autosugestionándonos constantemente mediante la motivación a través de palabras positivas y reconfortantes; ello nos proporciona el valor y la entereza que nos permiten enfrentar los retos que la vida nos pone a diario. Por ejemplo, ante una situación oratoria en la que el miedo o temor nos motive a desistir.
Armados de ideas positivas a través de la autosugestión-, nuestra participación como oradores será impactante y fructífera, pues la Actitud Mental Positiva nos ayudará a adquirir valor, confianza y seguridad personal. Tengamos presentes que “no hay nada difícil ni imposible en este mundo, para aquel que cree poder hacerlo”.
Recuerda que en el momento en que TU lo crees, entonces YA ES UN HECHO.
Todo es posible, todo se puede realizar, lo único que se necesita es decisión, valor y perseverancia. ¿Y a todo esto, existe un proceso práctico para lograr una eficaz motivación positiva? ¡Por supuesto!:
1. Relájese y respire profundamente (Una respiración lenta, profunda y pausada que bien puede durar hasta un minuto o más). Puede hacerlo sobre su cama, acostado de cubito dorsal; sentado en un sillón, con los brazos colgando a los costados o de pie, en un ambiente discreto. Mantenga los ojos cerrados.
2. Repita mentalmente y con fuerza interna, la acción que se desea realizar: ¡Hoy daré el mejor discurso de mi vida...! ¡Nada ni nadie me detendrá! ¡Soy el mejor orador del mundo...! ¡Expondré sin miedo ni temor…! ¡El miedo no existe…! ¡Soy un ganador! (Las palabras se repiten al compás de la respiración).
3. A medida que se va respirando y repitiendo las palabras de motivación, acumule toda la energía interna que le sea posible obtener, siéntase fuerte y poderoso (su respiración debe hacerse más prolongada y enérgica tanto al inhalar, como al exhalar el aire) mantenga su concentración sin que nada lo interrumpa.
4. Ahora pase a la acción; abra los ojos y observe el mundo que tiene que enfrentar y vencer. ¡Usted es el milagro más grande del mundo! ¡Usted es un triunfador! Enfrente a su auditorio y exponga su discurso como el más fogueado de los oradores y al final retírese orgulloso, con la satisfacción de haber cumplido a plenitud su misión.
Cuando nos paramos al frente de un público, para pedir aprobación, admiración y aceptación, nuestro ego tiene mucho que perder. Nuestro ego entra en pánico al exponerse a una posible tragedia, a sentirse no querido ni aceptado. En cambio cuando nos paramos al frente del público con una actitud de servicio, el miedo disminuye. Si nos enfrentamos al público con una actitud de entregarle lo mejor que podemos ofrecer, de enriquecerlo y de ayudarlo, el miedo no tiene cabida.
Prepararnos!!
Los expertos recomiendan decir en voz alta el discurso, por lo menos seis veces antes de darlo. Otra cosa que contribuye a reducir el miedo es conocer anticipadamente a nuestra audiencia ¿Quiénes son?, ¿Cuánto saben sobre el tema?, ¿Vienen obligados o por propia voluntad?, ¿Qué preguntas pueden hacer? Como dice Malcolm Kushner: “La audiencia es como una rosa. Si la agarras bien, puedes disfrutar su belleza, pero si la recoges mal, te hincas”.
No pierdas la perspectiva:
Una mosca, bajo una lupa de gran aumento, parece una bestia horripilante, pero cuando la vemos volar en su tamaño natural es un insecto insignificante. El miedo de hacer una presentación es similar. Lo vemos como un problema enorme, pero en realidad debemos poner las cosas en perspectiva.