2021

2021

Como todo final, es el comienzo de otro principio. Al asociar estas fechas al “fin o cierre” de un ciclo, sentimos que debemos pasar balance, y claro, a nadie le gusta quedar en rojo.

 

Es por eso por lo que estas fechas nos mueven el piso emocionalmente y nos hace reflexionar el cómo gerenciamos nuestras metas, nuestras expectativas y nuestras actitudes.

 

Siempre guardamos la esperanza de que, despidiendo los años, con ellos, también despedimos las vicisitudes con las que nos tocó transitar esos 12 meses.

 

Muchos deseando que acabe pronto y otros entramos en modo “neutro”, porque sabemos que, con el nuevo año, se avecina más bien, una nueva y retadora trayectoria.

 

Este año me obligó a reformularme, a replantearme, a reorientarme y conocer de mí, recursos antes inexplorados. Me pasó tal como cita Benedetti:

 

” CUANDO CREìA QUE TENìA TODAS LAS RESPUESTAS, DE PRONTO ME CAMBIARON TODAS LAS PREGUNTAS”.

 

Me tocó comprender que debía asumir el timón del barco, porque mientras seas pasajero de tu destino, la dirección siempre te llevará a ser visitante en tu propia vida. Fue allí, en este año, que entonces tuve que encontrar el norte sin brújula.

 

Aprendí muchas cosas, de cada situación, pero la que más rescato y que dio paso a poder crecer, fue la de “observar y escuchar a fondo”. Observar y permitirme ver donde no veía, lo que no veía, de quienes no veía.

 

Hoy, aunque sigo sintiendo que por momentos no tengo clara la dirección a seguir. Tengo muy claro a los lugares donde no quiero volver y qué papel o rol cumplen cada una de las personas en mi vida, a las cuales idealicé.

 

Cuando entiendes que misión cumplen en tu vida dejas de sobredimensionar lo que esperas de ellas. ¿Y adivina qué? Cuando no esperas nada, es cuando lo tienes todo. Porque comencé a recibir de donde no esperaba y por quienes no esperaba.

 

Una transición se divide en tres etapas principales: un final, la zona neutral, un nuevo comienzo. En la zona neutral, te tomas un descanso de las actividades habituales de tu antigua rutina de vida. Aquí es donde existe la oportunidad de expandir tu conciencia para que luego puedas ver la realidad desde una nueva perspectiva.

 

El problema es que también es en la zona neutral donde sientes una sensación de vacío. No eres la persona que solías ser ni la persona en la que todavía te convertirás. Estás en el “medio”, es casi un limbo. Es un período edificante y lleno de epifanías. Pero también preocupaciones y ansiedades.

 

Quiero aprovechar al máximo mi zona neutral, no quiero quedarme sin ella. Pero también siento que ya puedo comenzar a descubrir nuevas capas de mi nuevo yo. Y para integrar el mundo práctico en todo esto, decidí pensar deliberadamente en mis objetivos para 2022.

 

En cuanto a las metas, en el pasado me preguntaron qué opinaba de ellas. ¿Es bueno tener metas? Quizás te ayuden a moverte. ¿Tener metas es malo? Quizás también pueden hacerte pensar que solo estarás satisfecho cuando alcances la meta y privarte de disfrutar el viaje. La verdad es que creo que podemos usar las metas de forma que nos ayuden más de lo que nos obstaculizan.

 

Por ejemplo, no me gusta pensar en las metas como una herramienta para definir el éxito. Pero creo que pueden aportar claridad a las direcciones que deseo tomar. Y he invertido tiempo en esto, en aportar claridad a las direcciones que quiero tomar en este nuevo curso de mi vida.

 

En 2021 fui feliz, pese al contexto de dificultades y de la pandemia. Y digo feliz, entendiendo la felicidad como momentos de experiencia subjetiva que no son permanentes y de los cuales agradezco me llenaran de satisfacción y de recarga espiritual como lo fue poder ver a mis hermanas y a mi madre, que tenía años sin ver.

Gracias 2021 porque me empujaste de forma inexorable a buscar soluciones urgentes.

Aristóteles habló algo así sobre el equilibrio. Solía decir que para ser feliz hay que ser virtuoso. Y la virtud está en el equilibrio entre dos extremos. Por ejemplo, en virtud de la valentía, si tienes demasiado, es temeridad, si te falta, es cobardía.

Por eso, en la vida es importante mantener el equilibrio, como en una bicicleta. Y 2021 fue un año de trabajar ese equilibrio, sabiduría y claro que sí, grandes momentos de felicidad.

 

Me felicito por lo que he logrado y siento gratitud por lo sucedido.

 

A ti que me lees, que me sigues, que me acompañas. A ti que, sin importar mis silencios, siempre has estado allí: MUCHAS GRACIAS.

 

Gracias a los que llegaron este año, a los que lo transitaron conmigo y gracias a los que se fueron.

Gracias porque han estado en mis momentos de mayor oscuridad y por eso estarán en los de mayores luces.

Gracias, porque sè que ustedes también tienen sus silencios y aunque tengan temporadas donde el oleaje se dispersa en el mar de sus batallas internas, al final del día siempre terminan en mi orilla.

 

Vamos con todo a recibir este nuevo año.

Feliz año!

 

Con amor,

 

Tanya Hoepelman

#NOESTASSOLO

Tanya HoepelmanComentario