Inteligencia Emocional Vs Coeficiente Intelectual...
Inteligencia Emocional Vs Coeficiente Intelectual...
Recuerdo cuando estudiaba en el Luis Muñoz Rivera el Secretariado Ejecutivo, un día que me quedé en casa de una gran compañera a estudiar para los exámenes. Ya eran nuestros últimos exámenes para la graduación y pensé que ella tendría al graduarse de inmediato un gran futuro, al igual que los que como ella no tuvieron que ir a dar ningún examen porque los habían exonerado todos.
Adicional a eso mientras yo gané reconocimientos y medallas ella ganaba el SUMA CUM LAUDE del grupo. Entonces asumes que ya quienes tienen ese grado de coeficiente intelectual tienen todas las puertas abiertas, las mayores ventajas, y a quienes jamás les irá mal.
Para mi sorpresa en ese momento yo de hecho conseguí empleo antes de terminar mis estudios y donde había añorado desde que estaba en el colegio estudiar, pues pasaba siempre por esa empresa con una amiga del colegio que vivía cerca y siempre le decía “ ves esa torre, es JUSTO AHÍ DONDE VOY A TRABAJAR!”.
Bueno sucesivo a eso me iba mejor que a ella y yo no entendía nada hasta que con el tiempo empecé a darme cuenta de que no importa cuán elevado sea tu coeficiente intelectual si tu inteligencia emocional no la compensa entonces siempre serás un inteligente más con poco mérito que sobresalga.
Para entenderlo mejor veamos un poco de cada una de estas dos maravillosas inteligencias que nos hacen desenvolvernos en nuestros aspectos personales y profesionales.
Las diferencias claves entre coeficiente intelectual CI e inteligencia emocional IE son: El CI es determinado genéticamente, se desarrolla en la infancia, no cambia después de la adolescencia y no puede ser aprendido.
Mientras que la IE, no es determinada por los genes, se desarrolla en la infancia pero puede seguirse cultivando y desarrollando en la adolescencia y en la edad adulta y puede ser aprendida.
El coeficiente intelectual depende de nuestros conocimientos intelectuales.
Nuestra INTELIGENCIA EMOCIONAL depende de nuestra conexión con nosotros mismos, nuestra relación con el mundo exterior. Y esa relación con nosotros depende de nuestro autoconocimiento y conexión con lo que somos, de nuestro nivel de respeto con los demás, de nuestra comunicación efectiva y de nuestra capacidad de perdonar y flexibilizarnos ante los diferentes seres humanos.
Sólo el que crece interiormente puede hacerse emocionalmente inteligente y brillante. Puede desarrollar su inteligencia emocional y puede conquistar el mundo laboral, relacional y personal. Primero conéctate contigo y ensambla tus añoranzas, tus sueños tus deseos. Encuentra lo mejor de ti y sácale provecho. Analiza a tu alrededor como son las cosas y demuéstrales más que la parte intelectual lo que puedes lograr a partir de ello.
La inteligencia emocional refleja que nuestras aptitudes son la mayor parte de los ingredientes que llevan a la excelencia laboral, muy especialmente el liderazgo. Ya no se nos valora sólo por nuestra preparación académica, nuestra sagacidad o nuestra experiencia, sino por cómo nos conducimos con nosotros y con los demás. Según nuestra empatía, flexibilidad o adaptabilidad, iniciativa y liderazgo.
Durante casi un siglo a las personas se les ha medido por su cociente (o coeficiente) intelectual, una puntuación que resulta de algunos tests diseñados para medir la inteligencia. A mediados de los 80, apareció la teoría de las inteligencias múltiples, y una década más tarde llegó la revolución con la inteligencia emocional. Desde entonces todo se ha querido cambiar en las prácticas laborales o educativas y en las relaciones familiares y personales.
Ya no se considera suficiente el cociente intelectual y la pericia para lograr del éxito en la vida, sino que también es imprescindible el dominio de ese complejo psicológico al que se denomina inteligencia emocional.Durante décadas se aplicaron los test de inteligencia para ver cuál era el nivel de inteligencia de las personas. El caso de Hitler, por ejemplo, nos habla de que tener un cociente intelectual muy alto no nos convierte automáticamente en persona inteligente. Se necesita algo más.
De modo que no nos conformemos con tener muchos conocimientos y démosle hincapié a “la capacidad de aplicar la conciencia y la sensibilidad para discernir los sentimientos que subyacen en la comunicación interpersonal, y para resistir la tentación que nos mueve a reaccionar de una manera impulsiva e irreflexiva, obrando en vez de ello con receptividad, con autenticidad y con sinceridad.”
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Fuente: http://iqinteligencia.com